miércoles, 13 de marzo de 2013

Mil flores marchitas


Tanto creció la zanja de todas tus mentiras
que al verter una verdad, sobre los quistes
amorfos que en ella crecían, fue difícil aceptar
como te dolía aquella herida.
No forzó mi marcha la desidia,  que fueron
mil flores marchitas las que ardían en desazón
continua, enmohecida.
Pese a ello el rencor,  en esta historia no tiene
cabida, como tampoco posee lágrimas de despedida.

2 comentarios:

Sandra Garrido dijo...

Aquí también te dejo mi huella que no se diga, porque como te decía tengo que andar por caminos ya conocidos para no perderme del todo, jajajaja,
Ya sabes dame una pequeña dosis de ti, que ando enganchada.
un besete

Mos dijo...

Poema duro en sí pero con una cosa positiva en su historia: que a pesar de esas mil flores marchitas que ardían en desazón, no hubo rencores.

Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.